¿EL CÁNCER ES UNA CUESTIÓN DE LUCHA?

Hoy me he vuelto a vestir de negro. Me he vestido de negro para ir al funeral de mi tía, una mujer muy joven. De hecho, haciendo cálculos... era una adolescente cuando se convirtió en mi madrina. Para los que seguís el blog, sabéis que hace poco más de dos semanas falleció mi abuelo y ahora ha sido el turno de su hija pequeña. Un "palo" para toda la familia. Estoy triste, cansada y tengo rabia. He creído oportuno quitarme mis máscaras, que también las tengo, y mostraros cómo me siento y de lo que salga de este artículo, quizás le pueda servir como herramienta a alguien.

Begoña se ha marchado después de ser conocedora de que tenía un cáncer hace 8 meses. No entraré en detalles sobre su enfermedad ni el proceso, principalmente por respeto a mi tío y a mi prima. A ellos dos solo puedo decirles que "aquí estoy".

Sí os diré que mi tía es, probablemente, la persona más positiva y optimista que he conocido. Lo ha sido siempre y ya durante este proceso nos ha dado a todos una lección. La verdad es que en numerosas ocasiones lo hablaba con mi madre y le decía "yo alucino con cómo lo lleva..." Debe ser que el cáncer hace que el enfermo saque una fuerza del alma inexplicable. De hecho, en mi día a día con Maminat es habitual escuchar testimonios de personas que han padecido cáncer o que tienen algún familiar o amigo que lo padece. La enfermedad hace que seamos más sensibles sobre el tipo de cosmético que nos aplicamos en la piel debido a las sustancias tóxicas que presentan algunas fórmulas.

Pero... ¿ os habéis dado cuenta del lenguaje que envuelve al cáncer?

Y es que hoy mientras volvía a casa conduciendo con el coche lo pensaba. Decimos que "luchan contra el cáncer", "la batalla del cáncer", " son unos luchadores", " no se dejan vencer..." ¡Ojo! Y no estoy diciendo que sea correcto o incorrecto esta forma de hablar o de expresarnos pero sí creo que debemos ser conscientes de estas metáforas que, al fin y al cabo, tienen un punto bélico.

Intuyo que tendrán su explicación si tenemos en cuenta el duro proceso al que se enfrentan los pacientes: tratamientos que son muy agresivos, extraen fuerza a pesar de la debilidad que dejan las sesiones de quimioterapia o de radioterapia y que al final son una especie de guerreros. Sin embargo, permitidme la licencia de deciros que podemos revisar un poquito nuestro lenguaje ( ¡ y yo la primera!) porque... ¿ si el enfermo fallece entonces significa que no ha ganado la batalla? Pues para mí no es así.

Y, desde mi humilde opinión, todos son campeones se considere o no el cáncer una batalla. Es campeón aquel que decide no tratarse a pesar de que le hayan diagnosticado la enfermedad, es un campeón aquel que se somete a todas y cada una de las pruebas médicas, es un campeón el que se cura y sana y es un campeón y una campeona aquel que se ha marchado por la enfermedad. En este último grupo, está ya mi tía pero ha sido un campeona desde el minuto 1 y hasta el final. Y si no que te lo digan a ti, tío Carlos, que has estado con tu mujer a todas horas y no te has despegado de ella en ningún momento.

Hoy es un día triste por la pérdida, de cansancio emocional y de rabia porque no dejo de pensar que qué injusta es la vida y qué cosas hace que se escapan al intelecto y a la razón.

Sin embargo, antes os dije que mi tía siempre ha sido una mujer positiva, optimista y alegre. Por eso, en su funeral han asistido cientos de personas que la quieren, le han puesto coronas de flores por todas partes y nos deja un mensaje que siempre guardo en la memoria y que hoy quiero rescatar para mi prima pequeña, su hija. Estoy segura, Carlota, que tu mami te diría "Cómete el mundo que tú lo vales". Y, por favor, hazle caso.